Para estimular una tarde asorrochada.

1 persona • 10 minutos

  • café de grano
  • 1 taza de leche fría
  • chocolate en polvo

Con la cafetera que tengas, sea espresso, italiana o de prensa, haz una taza chica de café bien concentrado. Endúlzalo con lo que quieras; miel, azúcar o déjalo así no más.

En un vaso grande pon la leche. Tiene que estar bien fría. Con un batidor manual, bátela, agarrando el mango del batidor entre las dos manos y haciendo un movimiento como si estuvieras haciendo fuego con un palo. Es ideal que el mango sea cilíndrico. Si no, ingéniatelas para batir lo más fuerte posible, hasta que haga harta espuma.

En una taza, o un jarrito del mismo tamaño, echa 2 hielos y luego el corto de café. Mezcla bien por unos segundos, hasta que se enfríe. Agarra el vaso de leche con una mano, inclínalo y comienza a echarle el café muy de a poco, y que vaya corriendo por el borde. Así se va directamente para abajo sin mezclarse con la leche, quedando una simpática situación tricolor. Espolvorea un poco de chocolate en polvo encima y disfruta.