De zapallo y jenjibre… bollos llegan, bollos se van.

6-8 porciones • 45 minutos

  • 1½ taza de harina
  • 1 cucharadita de polvos de hornear
  • ½ cucharadita de bicarbonato de sodio
  • ¼ cucharadita de sal
  • ½ taza de azúcar
  • 1 cucharadita de jenjibre en polvo
  • 1 huevo
  • 6 cubos de zapallo (2×2 cm aprox), sin cáscara

Para la crema de nuez  (4 personas):

  • 1 puñado de nueces
  • 2 cucharadas de azúcar morena (o blanca)
  • crema espesa

Prende el horno y déjalo calentar a temperatura alta. Echa a cocer los cubos de zapallo en agua hirviendo hasta que estén bien blandos.

Por mientras mezcla todos los ingredientes secos en un bowl. Haz un hueco al centro y deja caer el huevo. Lentamente, con un batidor manual, comienza a mezclar lo seco con el huevo, primero incorporando de a poco la clara hacias los bordes y finalmente la yema, hasta que quede como una arena con pequeños terrones. Luego revuelve con energía para que esta arena quede más uniforme.

Cuando el zapallo esté listo, remójalo unos minutos en agua fría para que pierda calor. Luego agrega los cubos a la mezcla de harina y con el mismo batidor empieza a triturarlos y a incorporar todo, hasta que quede una pasta uniforme. Deja que queden algunos grumos de zapallo.

Enmantequilla la lata del horno y pon encima una a una, cucharadas de la mezcla, con un buen espacio entre sí para que no se unan cuando crezcan. Debieran ser unas 6 a 8 cucharadas.

Mete la lata al horno y hornea a fuego medio por alrededor de 15 minutos. Abre de vez en cuando el horno y toca uno de los bollos para ver qué tan esponjosos están. También revisa que no se estén quemando por abajo, levantando uno con una espátula. Si estás inseguro sobre la cocción saca un bollo del horno y córtale uno de los bordes.

Cuando estén listos, sácalos del horno, luego de la lata, ponlos en una fuente y deja enfriar. Puedes comértelos solos para el desayuno o para el té, o bien como postre con una crema de nuez encima.

Para hacerla, en la 1-2-3 o mini-pimer, muele uno o dos puñados de nueces y azúcar morena (o regular) hasta dejar un polvo fino. Agrega, una a una, las cucharadas de crema necesaria para dejar una pasta espesa y homogénea. Refrigera hasta el momento de servir.